Llegaste a mí, humilde y discretamente, para ofrecerme tu amistad. Me elevaste a tu nivel, atajándote Tú al mío, y deseas un trato familiar, pleno de abandono. Permaneces en mí misteriosamente, como un amigo siempre presente, dándoseme siempre, y colmando por completo todas mis aspiraciones. Al entregártenos, poseemos contigo toda la creación, pues, todo el universo te pertenece. Para que nuestra amistad sea perfecta, tú me asocias a tus sufrimientos y alegrías, compartes conmigo tus esperanzas, tus proyectos, tu vida. Me invitas a colaborar en tu obra redentora, a trabajar contigo con todas mis fuerzas. Quieres que nuestra amistad sea fecunda y productiva, para mí mismo y para los demás. Dios amigo del hombre, Creador amigo de la creatura, Santo amigo del pecador. Eres el Amigo ideal, que nunca falla en su fidelidad y nunca se rehúsa a sí mismo. Al ofrecimiento de tan magnífica amistad, quisiera corresponder como Tú lo esperas y mereces, procediendo siempre como tu amigo. Amén.
Encuentro 4
Senda 21
Comentários