Tú eres mi roca y mi ancla. En ti están hundidas mis raíces. En tus manantiales beberemos aguas de vida eterna. En tus brazos, cálidos y potentes, dormiremos mientras dure la tempestad. Tú llenarás de luz nuestros horizontes, de seguridad nuestros pasos, de sentido nuestros días. Tú serás el faro y la estrella, la brújula y el ancla, durante la travesía de nuestra vida.
13 de enero
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga