Orgullo, vanidad, envidia, resentimiento, rencor, venganza, deseo de poseer personas o cosas, egoísmo y arrogancia, miedo, timidez, angustia, agresividad. Éstas son las fuerzas primitivas que lanzan al hermano contra el hermano, separan, oscurecen, obstruyen y destruyen la unidad. Sin Dios, la fraternidad es utopía.
19 de diciembre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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