Es necesario despertar una y otra vez, y tomar conciencia de que se vive una sola vez; que este menú no se repite, y que tampoco podemos regresar a la infancia para reiniciar la aventura. Los años no perdonan. La mayor desdicha humana consiste en experimentar que la existencia se nos escurre de entre las manos sin haber saboreado la dicha de vivir. Vale la pena poner todo el esfuerzo en la tarea de las tareas: alejar de nuestras fronteras los enemigos de la vida: el sufrimiento y la tristeza.
15 de julio
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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