Todo parece fatalidad ciega. Sucesivas desgracias caen sobre nosotros con tanta sorpresa como brutalidad. La traición nos acecha detrás de las sombras, y ¿quién iba a pensar?, en la propia casa. A voces se experimentan la fatiga de la vida y hasta las ganas de morir. ¿Que se consigue con resistir los imposibles? En esos momentos nos corresponde actuar como María: cerrar la boca y quedar en paz. Nosotros no sabemos nada. El Padre lo sabe todo. Si podemos hacer algo para mudar la cadena de los sucesos, hagámoslo. Pero ¿para qué luchar contra las realidades que nosotros no podemos cambiar?
16 de enero
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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