Dice el salmista: «Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo». Cuando el hombre despierta por la mañana, abre los ojos y deja entrar por la ventana el sol de la misericordia, y ésta consigue inundar los espacios interiores, entonces no hay en la tierra idioma que sea capaz de describirnos la metamorfosis que surge ante los ojos: como por arte de magia, el viento se lo llevó todo: la cólera divina y las culpas, y el polvo, y la muerte, y la caducidad, y el miedo, y el humo, y la sombra… como papelitos se lo llevó todo el viento. Y la vida y la tierra entera se entregaron frenéticamente una danza general en que todo es júbilo y alegría.
10 de noviembre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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