No existe en el mundo terapia psiquiátrica tan liberadora como la adoración. ¿Por qué? Porque los temores, las ansiedades, y todas las obsesiones, son efecto directo de estar el hombre volcado sobre sí mismo, amarrado y con frecuencia adherido morbosamente a la mentira de la imagen de sí mismo. Si el hombre corta esa ligadura, y suelta al viento las aves enjauladas y las energías constreñidas, seducidas estás ahora por el Altísimo, la vida se torna en una fiesta de libertad.
23 de octubre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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