Evitar lo desagradable y conseguir lo agradable: es el código del placer, el motivo principal de conducta. Es lo espontáneo. Quiere acoger al encantador y rechazar al antipático. Quiere convivir con el que sea de su temperamento. Ahora siente ‘necesidad’ de tomar venganza de un antiguo agravio. Más tarde siente el impulso de retirar la cara a éste, gritar aquí, inhibirse en otro momento, insultar después, más tarde pulverizar el prestigio de aquel intrigante… Todo eso es lo espontáneo, y causa placer. Ni los principios de una buena educación ni las orientaciones psicológicas podrán neutralizar esos impulsos espontáneos. Necesitamos un Redentor que descienda hasta aquellas regiones subterráneas para transfigurar fuerzas tan salvajes.
2 de diciembre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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