El Papa Francisco una vez más exhorta a la Iglesia Universal a caminar en misión constante en torno a la persona de Jesús como misionero ejemplar en nuestro caminar. Como bautizados los guías de Talleres de Oración y Vida estamos insertos en la Iglesia, somos hombres y mujeres que trabajamos codo a codo con las diversas misiones de las parroquias y diócesis. En nuestras Coordinaciones Locales estamos activos a través de los diversos servicios que brindamos, sobre todo y ante todo, nos representa una misión específica: enseñar a orar al Pueblo de Dios.
Al inicio del mensaje para el DOMUND 2017 lanza tres preguntas: ¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?, el mismo mensaje responde a ellas. El Papa invita a la Iglesia a vivir “la misión y el poder transformador del Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida”, esa fuerza transformadora es la que TOV predica, es la que TOV intenta vivir en la cotidianidad de la vida de madres de familia, de hombres y mujeres que laboran en oficinas, escuelas, colegios, fundaciones de toda índole, médicos, y demás. TOV busca ante todo cambiar la vida del Guía a través de la vivencia personal de la oración para enseñar a otros un método sencillo que llega a cambiar vidas si es vivido con disciplina.
En cada sesión o en cada reunión de un TOV se va adentrando el tallerista en un camino sin retorno que no obliga a cambiar, sino que invita a vivir la emocionante y apasionante experiencia de vivir en el Amor del Padre, de pisar las huellas de Jesús, de aprender a imitar las acciones, gestos, vida, experiencia de oración de Jesús con el Padre. TOV enseña a los talleristas precisamente que “al seguir a Jesús como nuestro Camino, experimentamos la Verdad y recibimos su Vida, que es la plena comunión con Dios Padre en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera de toda forma de egoísmo y es fuente de creatividad en el amor” (n° 1).
Ser un Guía en medio de la sociedad nos invita a hacer un cambio radical de vida comenzando por casa, para que “el anuncio del Evangelio se convierte en palabra viva y eficaz que realiza lo que proclama (cf. Is 55,10-11), es decir Jesucristo, el cual continuamente se hace carne en cada situación humana (cf. Jn 1,14)” (n° 2).
La ética de Talleres es la ética evangélica centrada en la persona, donde Jesús mismo sigue “evangelizando y actuando”, siendo así “el tiempo propicio de la salvación en la historia”, sigue estando presente, en un aquí y ahora de la Iglesia que peregrina junta hacia la gran experiencia del Cara a cara con Dios en el tiempo y la eternidad. El Evangelio, por tanto, deja de ser un libro para ser una persona de la cual se asume su estilo, se aprende a conocerle, amarle y caminar juntos en la construcción continúa del Reino de Dios. En la Eucaristía el mismo Jesús sacramentado se hace uno con su pueblo, sus hermanos, sus amigos con quienes llega a otros y toca el corazón mismo del hombre.
Talleres ha roto la barrera de comunicación de los hijos de Dios con su Padre. Después de un TOV podemos escuchar testimonios de cómo “el Evangelio ayuda a superar la cerrazón, los conflictos, el racismo, el tribalismo, promoviendo en todas partes y entre todos la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir” (n°5), vemos el mismo testimonio en la historia de la Iglesia perseguida, pero fuerte.
La misión nos exige una salida. Una salida necesaria de nosotros mismos hacia los demás, un caminar por el desierto y recibir ahí la Ley del Amor del Padre que se da, que es capaz de abajarse para hacer un pacto de vida. Un TOV que se vive con fuerza, con apertura, con capacidad de asombro en cada texto, en cada modalidad, lleva al tallerista y al guía a vivir “una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos” (n°6).
Los jóvenes en Talleres tienen un lugar especial, a ellos Padre Ignacio y todo el equipo de apoyo redactaron un manual para enseñarles a orar que inunda su corazón del Amor del Padre, los interpela en su vida, en su papel en la sociedad. Los lleva de la mano por una aventura misteriosa, pero a la vez concreta: dejar las redes para atreverse a decir sí, un sí como el de María, un sí como el de Jesús.
Hermanos Guías, gracias por ser hombres y mujeres que saben decir Sí al Señor Jesús, misión que recibieron desde el “Envío” y que cada día en la Sagrada Media Hora renuevan.
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