La tentación del hombre -hoy más que nunca- es la superficialidad, es decir, vivir en la periferia de sí mismo. En lugar de enfrentarse con su propio misterio, muchos prefieren cerrar los ojos, apretar el paso, escaparse de sí mismo y buscar refugio en las diversiones y distracciones.
23 de agosto
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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