La conversión es, casi siempre, una carrera de persecución en la que el hombre va experimentando alternativamente la dulzura de Dios y el encanto de las criaturas hasta que, progresivamente, éstas se van decantando, y se afirma y confirma definitivamente la Presencia.
14 de marzo
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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