¡Cómo me gustaría ser humilde como Jesús! Yo no soy humilde, pero... estoy afanosamente, casi diría apasionadamente, empeñado en pisar las huellas de Jesús, no salir de esa vereda, y aunque caiga mil veces, mil veces levantarme, día tras día, momento a momento, cortando sin parar una cabeza a esa serpiente de mil cabezas que es el egoísmo-vanidad-egolatría-autoglorificación, no tener compasión de sí mismo, purificar las intensiones, hacer permanente autocrítica, no justificarse, no defenderse, no dar explicaciones para quedar bien, hacerse lentamente insensible al ego...hasta ganar la batalla del Amor.
Carta Circular 17
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