Organizar un ejército, respondió Jesús, es tarea relativamente fácil. No he venido a aniquilar a los romanos. He venido a traer otra liberación: a sujetar a los demonios del corazón, a transformar el odio en amor y la venganza en perdón, a poner en desbandada a las legiones del egoísmo, a devolver bien por mal y amar el enemigo, a conquistar los imposibles y alcanzar una estrella con la mano. Cuando se haya culminado esta liberación, ya no será posible en el mundo la dominación de los unos sobres los otros.
22 de abril
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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