Cuando se da el narcisismo puro todo queda referido a mi “yo”: aquella intervención que tuve; aquella persona que me elogió; este compromiso que me han pedido; estos políticos tan importantes que me consultan… Y la cabeza anda durante todo el día dando vueltas, recordando y reviviendo las cosas emocionantes y satisfactorias para mi vanidad en cuanto va inflándose la imagen de mi “yo” entre delirios de mayores grandezas y mayores temores de perder el brillo de mi imagen. Es una cruel tiranía. Hay que liberarse de tanta apropiación.
7 de diciembre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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