Ha llegado la despedida, dijo Jesús. El amor no alcanza su profundidad hasta la hora de la separación. Me voy y, al despedirme, mi amor alcanzará la estatura de una torre levantada sobre una colina. Después de un breve lapso de tiempo, el viento me arrebatará de su presencia, y acabaré como acaban los árboles: desnudo y erguido.
28 de abril
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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