Estás sustancialmente presente en mi ser entero.
Tú me comunicas la existencia y la consistencia.
Eres la esencia de mi existencia.
En ti existo, me muevo y soy.
Eres el fundamento fundante de mi realidad,
mi consistencia única y mi fortaleza.
Todavía no ha llegado la palabra a mi boca,
todavía mi cerebro no ha elaborado un solo pensamiento,
todavía mi corazón no ha concebido un proyecto,
y ya todo es familiar y conocido para ti: pensamientos,
palabras, intenciones, palabras, intenciones, proyectos.
Sabes perfectamente el término de mis días y las fronteras de mis sueños.
Dondequiera que estés Tú, estoy yo;
yo soy, pues, hijo de la inmensidad.
El sentido de la vida
8 de enero
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