Te vas o no te vas; haces o dejas hacer; dices o dejas de decir. Y la gente, a tu derredor, comienza con una retahíla de suposiciones e interpretaciones: no vino para no comprometerse; se fue allí con tal intención; dijo esto, pero quería decir aquello. Y la gente proyecta en ti sus propios mundos, lo que ellos harían, presuposiciones enteramente subjetivas y gratuitas, con frecuencia al filo de la calumnia. Y así comienza a formarse una imagen distorsionada sobre ti que va transformándose en caricatura. Es injusto, no hay derecho.
30 de julio
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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