Cuando la enfermedad o la tribulación se enroscan a la cintura del hombre, éste posa sus pies en el suelo, comprende que todo es un sueño, vuelan las ficciones, se destiñen los atavíos artificiales, se deshace la espuma y el hombre se encuentra desnudo sobre el suelo de la objetividad. Es el capítulo primero de la sabiduría. Sin sufrimiento no hay sabiduría.
2 de julio
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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