Frecuentemente, nosotros vivimos tratando de retener lo que se nos escapa, deseando aquello que nos falta y echando de menos lo que no tenemos. Vivimos en un pasado que ya no existe y en un porvenir que todavía no ha llegado, lleno de inquietas nostalgias y engañosos espejismos, olvidándonos de que sólo el hoy y ahora son el tiempo de Dios, grávido de posibilidades.
10 de octubre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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