El pobre de Nazaret puso miel donde había hiel. Dobló la mano a las fuerzas salvajes que siembran vientos de guerra y encadenó el odio a la argolla de la mansedumbre para siempre. Se fue por los mercados y plazas recogiendo los gritos y tejiendo con ellos un himno de silencio. Fue grande en la debilidad y abrió para la humanidad senderos inéditos de paz que no se olvidarán jamás.
18 de junio
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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