Me duele el corazón. Al pisar los viejos senderos del hombre, he visto levantarse por doquier la silueta negra del sufrimiento humano. ¡Sufrir a manos llenas! He ahí el misterio de la existencia humana. He recorrido años y distancias enseñando a enjugar lágrimas, extraer espinas, ahuyentar sombras, liberarse de agonías; en fin, a llevar a cada puerta un vaso de alegría.
24 de junio
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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