Despertar es el primer paso para «salvarse». El hombre sufre porque está dormido. Despertar es tomar conciencia de que los hechos consumados, consumados están y es inútil darse de cabeza contra ellos. Despertar es darse un toque de atención para tomar conciencia de que estabas torturándote por pesadillas que son pura fantasía, de que estabas dramatizando episodios insignificantes, de que tus aprensiones eran sueños vacíos y tus temores puras quimeras. Déjalos a un lado. Tomar conciencia de que todo pasará, de que todo es efímero y transitorio como las olas, como las nubes, como los vientos; que las penas suceden a las alegrías y las alegrías a las penas; que aquí todo es relativo, y lo relativo no tiene importancia o tiene una importancia relativa. Despierta.
10 de julio
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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