Dios está siempre en el centro. Cuando todos los revestimientos caen, aparece Dios. Cuando desaparecen los amigos, traicionan los confidentes, el prestigio social recibe hachazos, la salud le abandona, aparece Dios. Cuando todas las esperanzas sucumben, Dios levanta el brazo de la esperanza. Al hundirse los andamios, Dios se transforma en soporte de seguridad. Sólo los pobres poseerán a Dios.
23 de noviembre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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