¿Cómo será posible poner perdón allá donde el instinto reclama venganza? ¿Quién podrá poner suavidad allá donde el corazón exige violencia, y dulzura allá donde hay amargura? Será necesario invertir anteriormente las viejas leyes del corazón y realizar una revolución en los impulsos espontáneos del corazón. ¿Quién podrá organizar esta revolución? Sólo Jesucristo.
19 de febrero
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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