¿Cómo nace la interioridad? Como en círculos concéntricos de un remolino vamos avanzando cada vez más dentro de nosotros mismos, hacia el centro. No es imaginación, sino percepción. Y, en la medida en que se van esfumando las demás impresiones, vamos a arribar a la simplicidad perfecta de un punto: la conciencia de mí mismo; es cuando puedo pronunciar el pronombre sagrado yo. Y, en la simplicidad de este punto quedan englobados los miles de componentes: mi mano, mi cabeza, mis emociones… ¿Conclusión La persona es interioridad?
30 de agosto
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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