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Foto del escritorTOV-Costa Rica

Como un pastor



Abordaron una barca y salieron rumbo a un lugar solitario, al otro lado del río, algunos kilómetros antes de la desembocadura del Jordán en el lago, amplia extensión deshabitada y solitaria, apta para el reposo, lugar, por otra parte, que se alcanzaba luego de una breve navegación. Mirándolos partir en la barca, los habitantes de Cafarnaún se dieron pronto cuenta hacia dónde se dirigían, y emprendieron rápidamente el camino por tierra, llegando al lugar antes que Jesús y sus discípulos. Al ver el Maestro aquella multitud, que parecía un rebaño sin pastor dispersado por el temporal, no pudo evitar que una corriente de compasión lo dominara. Ahí mismo renunció al proyectado descanso y se dedicó el día entero a curar, a consolar y, sobre todo, a evangelizar. La multitud fue engrosando al paso de las horas, de tal manera que, al final, aquello parecía una manifestación pública. Estaba Jesús inspirado como pocas veces, y sus palabras desencadenaban en el auditorio ondas de descanso y ecos de eternidad. Como en una embriaguez generalizada, como en una seducción mágica, la multitud parecía enajenada del calor, el cansancio, el hambre. Jesús dejó de hablar. Los discípulos se aproximaron al Maestro para sugerirle, con sentido práctico, que despidiera a la gente para que pudieran procurarse alimentos y albergue en las aldeas vecinas. La respuesta de Jesús fue tan inesperada como extraña: "Dadles vosotros mismos de comer". Felipe le respondió: "Ni con doscientos denarios alcanza riamos a comprar pan para tanta gente". Jesús ordenó que la multitud se dispersara en grupos de cincuenta y cien personas, y que se acomodaran en la verde pradera que se extendía ante sus ojos. Y, después de bendecirlos, repartió los cinco panes y los dos pescados de que disponían entre sus discípulos, mandándoles que ellos, a su vez, los distribuyeran a la multitud. Así lo hicieron, quedando todos saciados y sobrando todavía algunas canastas repletas de alimento.

El Pobre de Nazaret CAPÍTULO VII: JERUSALÉN El asunto de panes

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