Señor, una vez más estamos viviendo una profunda intimidad. Cada uno de nosotros siente su vida maravillosamente invadida por tu vida. Estamos viviendo ahora la aventura de tu vida en nuestra vida, tu fuerza en nuestra debilidad, tu vigor en nuestra impotencia. Tu luz ha penetrado en los caminos de mi ser. Tú eres la luz para mí caminar. Sé que sólo en tu luz, Señor, podré construir bellamente mi vida. Sé que Tú vives en la luz, y que nos has comunicado un poco de esa luz. Pero, lamentablemente, por nuestra parte todo es tinieblas. Señor, los hombres parecen sentirse satisfechos caminando en las tinieblas. Parecen sentirse a gusto caminando a ciegas, con una venda en los ojos. No quieren ver. Y éste también es mi pecado: muchas veces, tampoco quiero ver. Tengo miedo de que, examinando mi vida, me vea obligado a cambiar. Yo te suplico, Señor: abre mis ojos. En este momento de sinceridad, estoy seguro, Señor, estoy seguro de que quiero ver. Deja que tu luz penetre ahora en mis tinieblas. Luz. Claridad. Resplandor. Luz que ciega. Transparente claridad. Destello iluminador. Yo quiero ver, Señor, quiero ver. Amén.
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