Como la madre que extrema sus cuidados precisamente con el hijo más desvalido, amarás tú esa frágil vasija que es tu persona, precisamente por lo que y en lo que tiene de quebradiza, y la envolverás con un abrazo de piedad y ternura. Esto puede sonarte a autocompasión, pero no lo es, sino todo lo contrario.
1 de abril
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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