Los sueños, arrójalos a la basura; las llamas, apágalas, y toma serena y sabiamente en tus manos la fría realidad: eres como eres. Y, de todas maneras, a pesar de tus reticencias y repugnancias, eres una maravilla. Transforma tus sufrimientos en brazos de compasión para ti mismo y tus entrañas en un regazo de acogida. Acéptate a ti mismo, no como te gustaría ser, sino como realmente eres.
4 de abril
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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